"Aquella tarde todo parecía ir bien: las clases habían ido sin problemas, sU padre vino a buscarle al colegio para llevarle al entreno, el entrenador le había felicitado por su actitud en el campo y con sus compañeros, ... Vamos, una tarde redonda. Así que al llegar a casa por la noche, Pedro estaba tan contento y feliz que nada, absolutamente nada, le podría hacer cambiar su buen humor. Ni el plato de verduras al vapor con patatas que su padre le había preparado para cenar.
Así que, después de cenar muy a regañadientes, se sentó en el sofá, cogió el móvil que había tenido olvidado toda la tarde, y se puso a leer los cientos de WhatsApps que había recibido: grupos, amigos, su madre desde París (donde estaba de viaje de negocios), y uno de un número desconocido... le dejó helado cuando leyó..."